EL COMIENZO…
Lo primero, dar ánimo y fuerzas a todos mis compañeros que están en primera línea de batalla en estos momentos tan difíciles, y a toda la gente que se encarga de que los demás, y yo me incluyo que soy oftalmólogo, podamos seguir haciendo una vida EN CASA sin que nos falte de nada; y por supuesto a todos los pacientes enfermos para que tengan ese ánimo y esa fuerza para recuperarse!!
Lo segundo, me presento. Soy Pío Jesús García Gómez y aunque tengo aficiones como el ajedrez, el tenis y me encanta jugar con mis hijas, el 99,99% del día soy oftalmólogo… El 0,01% lo quito por las horas que estoy durmiendo, en las que dejo de trabajar… aunque creo que este proyecto salió de algún sueño sobre la almohada…
Para los que no me conocéis, os cuento un poco sobre mí. Soy de un pueblo de Ciudad Real llamado Socuéllamos. Siempre quise estudiar medicina. Me licencié en medicina en la Universidad se Navarra y también realicé allí mi especialidad en Oftalmología. De esto ya han pasado unos cuantos años y en la actualidad trabajo en QUIRONSALUD VITORIA, además de en varias consultas privadas en Mondragón (Guipúzcoa) y como no podía ser de otra manera en mi pueblo, Socuéllamos.
Y para los que me conocéis un poquito: ¡no estoy loco! Ya sé que trabajo mucho y además siento que es una suerte poder hacerlo. Y después de tantos años de formación en mi especialidad creo que es el momento de compartir lo que sé con todos vosotros.
Como nos pasa a la mayoría de los médicos, mis amigos, familiares y conocidos me preguntan sobre temas médicos, en mi caso, sobre los ojos, la vista, las gafas, el láser… Ahora quiero aprovechar las nuevas formas de comunicación que tenemos a nuestro alcance para poder llegar a más gente. Así que después de meditarlo con la almohada, me he decidido a empezar a escribir este blog.
En este blog os iré dando consejos, os hablaré de temas relacionados con los ojos, responderé vuestras preguntas, intentaré resolver vuestras dudas. Me gustaría que el blog fuera vuestro también. Así que cualquier cosa que queráis saber relacionado con mi especialidad, adelante, preguntad lo que queráis.
Y después de esta pequeña presentación… ¡comenzamos!
Y el verano llegará: CUIDADOS OFTALMOLÓGICOS
Hola a todos, ahí va nuestro primer tema: EL VERANO Y LOS OJOS.
Os voy a hablar sobre las enfermedades más comunes en verano y sobre las medidas más adecuadas para prevenirlas.
1) Una lesión ocular muy frecuente durante el verano es la queratitis actínica, lesión de la córnea por los rayos solares. Suele aparecer después de haber estado tomando el sol sin protección ocular. En ocasiones estas lesiones tienen un origen tóxico, debido al contacto del ojo con las cremas de protección solar, que se disuelven con el sudor entrando en nuestros ojos. Los síntomas característicos de esta lesión son dolor, lagrimeo, ojo rojo, hinchazón de los párpados y fotofobia (dolor a la luz). Esta lesión se diagnostica al observar en la córnea un punteado en el epitelio corneal (la capa más externa), que en realidad se traduce en la presencia de pequeñas úlceras corneales. Esta lesión cura en pocos días con la aplicación de lágrimas artificiales y antibióticos oculares. Para evitar la queratitis actínica debemos utilizar gafas de sol o las gafas opacas especiales para tomar el sol (comúnmente utilizadas en los solarium) y si el paciente padece de ojo seco es importante incrementar la frecuencia en el uso de lágrimas artificiales durante el verano.
2) Otra patología frecuente durante el verano es la conjuntivitis. Debemos diferenciar entre las conjuntivitis alérgicas y las infecciosas.
– Conjuntivitis alérgica: Los pacientes que presentan conjuntivitis alérgica primaveral (generalmente niños) empeoran durante el verano si se exponen al sol y al calor. Los padres de niños alérgicos deben intentar modificar sus hábitos veraniegos y cambiar la playa por la montaña, donde las temperaturas son más suaves y son más adecuadas para estos pacientes. Si el paciente alérgico empeora, son aconsejables las compresas frías sobre los párpados y evitar rascarse los ojos.
– Conjuntivitis infecciosas: Las conjuntivitis infecciosas más frecuentes en verano son las víricas y en especial la causada por el adenovirus. Este virus es altamente contagioso y suele infectarnos en piscinas y playas. El paciente siente quemazón y presenta un intenso lagrimeo, ojos muy rojos y gran hinchazón de los párpados sobretodo por las mañanas. La conjuntivitis vírica produce una secreción transparente que el paciente confunde con lagrimeo, pero estas lágrimas están cargadas de virus, pudiendo contagiar a varios miembros de una misma familia. Para evitar el contagio familiar el paciente debe tomar medidas higiénicas estrictas, como tener su propia toalla, lavarse mucho las manos y utilizar gasas o pañuelos de papel para limpiarse los ojos. Es importante acudir al oftalmólogo para instaurar el tratamiento más adecuado y hacer el seguimiento, pues en ocasiones la virulencia del virus puede complicar la conjuntivitis con una queratitis, que puede durar meses y llegar a causar disminución de la agudeza visual por dejar cicatrices en la córnea.
Y ahora un apunte sobre un tipo de paciente particular: TODOS LOS USUARIOS DE LENTES DE CONTACTO
El verano supone un problema añadido para los usuarios de gafas, por la dificultad para bañarse en la playa o en la piscina con ellas y el problema que supone para estos pacientes volver a encontrar su toalla una vez finalizado el baño. Por este motivo muchos pacientes utilizan las lentes de contacto en la playa y en la piscina, algo totalmente desaconsejado por los riesgos que conlleva. Las lentillas se resecan con el calor y el sol, ocasionando frecuentemente queratitis, que si no son atendidas y tratadas urgentemente por el oftalmólogo pueden complicarse con infecciones corneales, que pueden progresar rápidamente hacia el interior del ojo. Los portadores de lentes de contacto son la población más afectada por infecciones y deben saber que si el ojo se pone rojo o duele, lo primero que hay que hacer es retirar las lentillas.
En ocasiones nos encontramos disfrutando de nuestras vacaciones en lugares donde nos resulta difícil mantener una buena higiene de las lentes de contacto, como cuando estamos de acampada. En estos casos pueden ser más aconsejables las lentes desechables diarias. Nunca debemos caer en la tentación de utilizar agua corriente para la limpieza de las lentillas o productos que no han sido diseñados para este fin, pues pueden estar contaminados por gérmenes como la acantoameba, que pueden causar una infección corneal devastadora y de difícil tratamiento.
Las soluciones de limpieza y mantenimiento de las lentes de contacto no deben exponerse a temperaturas superiores a los 30º C, por lo que no es aconsejable dejar los botes de solución o los estuches con las lentes de contacto en la bolsa de la playa o en el maletero del coche, ya que se podrían dañar.
Las lentes de contacto necesitan un ojo húmedo, con lágrima y ésta sufre la evaporación natural como consecuencia del calor o del aire acondicionado, por lo que en verano es aconsejable que estos pacientes utilicen lágrimas especiales para las lentillas, para evitar que el ojo se reseque y aparezcan las complicaciones. Con las lágrimas artificiales debemos tener el mismo cuidado que con las soluciones de mantenimiento de las lentillas y conservarlas siempre en lugares frescos. Si vamos a realizar un viaje largo en avión, lo aconsejable es quitarse las lentillas durante el vuelo, para evitar que se resequen o que nos quedemos dormidos con ellas puestas.
Tampoco es adecuado tomar el sol con las lentes de contacto, ya que debido a la falta de parpadeo y al calor, los ojos se resecan y las lentes pueden perder la humectación pudiendo producir úlceras corneales o incluso quedarse pegadas a la córnea. Si esto ocurriera se debe lubrificar le ojo con lágrima artificial hasta que la lentilla recupere su hidratación y movimiento. En este momento la lente de contacto se puede retirar y acudir de urgencia al especialista para valorar las posibles lesiones ocasionadas
Así pues, y como apunte final:
No debemos olvidar este verano la protección de nuestros ojos con unas gafas de sol que nos aíslen de la radicación solar con unos cristales homologados y un buen filtro solar, no compradas en lugares que no nos garanticen su calidad. En cuanto a los más pequeños, el ojo de un niño es mucho más sensible a la luz solar ya que el cristalino no regula del todo la penetración de la radiación. Además, los jóvenes y los niños, en verano permanecen durante más tiempo al aire libre sin ningún tipo de protección en sus ojos, lo que a la larga se traduce en una aparición de cataratas a una edad más temprana. Se recomienda el uso de gafas sol a partir de los 5 ó 6 años así como el uso de gorros o sombreros y evitar la exposición en las horas de máxima intensidad, de las doce del mediodía a las cuatro de la tarde.
Además conviene realizar una dieta rica en frutas y verduras para cuidar nuestra vista, así como alimentos ricos en antioxidantes que actúan como protectores de la luz y luchan contra los radicales más nocivos para la vista.
Pues nada, QUEDÉMONOS EN CASA!! Y si no hay contratiempos nos vemos la próxima semana!!!!!
El verano supone un problema añadido para los usuarios de gafas, por la dificultad para bañarse en la playa o en la piscina con ellas y el problema que supone para estos pacientes volver a encontrar su toalla una vez finalizado el baño. Por este motivo muchos pacientes utilizan las lentes de contacto en la playa y en la piscina, algo totalmente desaconsejado por los riesgos que conlleva. Las lentillas se resecan con el calor y el sol, ocasionando frecuentemente queratitis, que si no son atendidas y tratadas urgentemente por el oftalmólogo pueden complicarse con infecciones corneales, que pueden progresar rápidamente hacia el interior del ojo. Los portadores de lentes de contacto son la población más afectada por infecciones y deben saber que si el ojo se pone rojo o duele, lo primero que hay que hacer es retirar las lentillas.
En ocasiones nos encontramos disfrutando de nuestras vacaciones en lugares donde nos resulta difícil mantener una buena higiene de las lentes de contacto, como cuando estamos de acampada. En estos casos pueden ser más aconsejables las lentes desechables diarias. Nunca debemos caer en la tentación de utilizar agua corriente para la limpieza de las lentillas o productos que no han sido diseñados para este fin, pues pueden estar contaminados por gérmenes como la acantoameba, que pueden causar una infección corneal devastadora y de difícil tratamiento.
Las soluciones de limpieza y mantenimiento de las lentes de contacto no deben exponerse a temperaturas superiores a los 30º C, por lo que no es aconsejable dejar los botes de solución o los estuches con las lentes de contacto en la bolsa de la playa o en el maletero del coche, ya que se podrían dañar.